Desde el punto de vista del examen del abdomen,
conviene tener presente las estructuras que están contenidas en él y la forma
de reconocerlas: su ubicación, tamaño y las alteraciones que pueden presentar.
En el abdomen se ubica gran parte del sistema digestivo,
incluyendo el tubo digestivo, hígado, vesícula, páncreas; los riñones y
estructuras urológicas; las glándulas suprarrenales, el bazo; y en la mujer, su
sistema reproductivo, incluyendo ovarios, trompas y útero. Cada una de estas
estructuras tiene una ubicación y tamaño, desempeña funciones y es fuente de
alteraciones y enfermedades. El detalle conviene revisarlo en textos de
anatomía y fisiopatología.
Algunos puntos de referencia del abdomen son: los
rebordes costales, el apéndice xifoides, el ombligo, las espinas ilíacas
anterosuperior en cada lado, las regiones inguinales y el borde superior del
pubis.
Para describir la ubicación de los hallazgos del
examen físico, el abdomen se divide en cuatro o en nueve secciones. En el
primer caso, se trazan dos líneas imaginarias perpendiculares que pasan por el
ombligo y delimitan cuatro cuadrantes: superior derecho e izquierdo, e inferior
derecho e izquierdo. Si se divide en nueve secciones o regiones, se trazan dos
líneas que en su extremo superior son la continuación de las líneas torácicas
medioclaviculares que hacia abajo llegan a los extremos laterales del pubis, y
dos líneas horizontales, pasando la primera por el punto inferior del reborde
costal a cada lado (10ª costilla), y la segunda, por las crestas ilíacas
anterosuperiores. Se constituyen así las siguientes regiones, de derecha a
izquierda: en el tercio más alto: hipocondrio derecho, epigastrio e hipocondrio
izquierdo; en el tercio medio: flanco derecho, región umbilical y flanco
izquierdo; en el tercio inferior: fosa ilíaca derecha, hipogastrio y fosa
ilíaca izquierda.
Usando las divisiones anteriores, conviene tener
presente la ubicación en la cual se encontrarían las distintas estructuras
intraabdominales, como se indica a continuación.
División por cuadrantes:
- Cuadrante
superior derecho:
hígado y vesícula biliar; cabeza del páncreas, parte del riñón derecho,
glándula suprarrenal derecha, partes del tubo digestivo (ángulo hepático
del colon).
- Cuadrante
superior izquierdo: bazo, lóbulo izquierdo del hígado, cuerpo y
cola del páncreas, parte del riñón izquierdo, glándula suprarrenal
izquierda, partes del tubo digestivo (ángulo esplénico del colon).
- Cuadrante
inferior derecho:
ciego y apéndice; ovario y trompa derecha; polo inferior del riñón y
uréter derecho; otras partes del tubo digestivo (colon ascendente), canal
inguinal.
- Cuadrante
inferior izquierdo: colon sigmoides y parte del colon
descendente; ovario y trompa izquierda; polo inferior del riñón y uréter
izquierdo, canal inguinal.
División en nueve regiones:
- Hipocondrio
derecho:
lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho,
glándula suprarrenal, ángulo hepático del colon.
- Epigastrio: estómago, duodeno,
páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior.
- Hipocondrio
izquierdo:
bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior del
riñón izquierdo, glándula suprarrenal.
- Flanco
derecho:
parte del riñón derecho y del colon ascendente.
- Región
umbilical:
porción inferior del duodeno, intestino delgado, aorta, vena cava
inferior.
- Flanco
izquierdo:
parte del riñón izquierdo y del colon descendente.
- Región
ilíaca derecha:
ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario, desembocadura del
uréter, canal inguinal.
- Región
del hipogastrio o suprapúbica: útero, vejiga, colon sigmoides.
- Región
ilíaca izquierda:
colon sigmoides, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal.
En la pared posterior del abdomen se
reconocen fundamentalmente las regiones lumbares que son la
continuación de los flancos y se extienden desde las 12as costillas
hasta el tercio posterior de las crestas ilíacas. Los riñones son órganos
ubicados en el retroperitoneo y su parte más superior queda a la altura de las
dos costillas flotantes. En el ángulo costovertebral, que se
localiza entre el borde inferior de la 12ª costilla y las apófisis transversas
de las vértebras lumbares altas, se puede reflejar dolor proveniente de los
riñones.
Es posible que el paciente refiera
dolores en el abdomen que se generan fuera de él. Por ejemplo, una neumonía
basal puede doler en uno de los hipocondrios; un infarto agudo de la cara
inferior del miocardio puede doler en el epigastrio; un herpes zóster
intercostal, a veces se asocia a dolores referidos al abdomen. En otro sentido,
un problema intraabdominal puede dar dolor en regiones distantes. Por ejemplo,
un neumoperitoneo o un proceso anexial puede asociarse a dolor en un hombro.
Examen del abdomen.
Debe efectuarse con una iluminación adecuada y
exponiendo el abdomen en forma amplia de modo de efectuar una buena
observación, desde la parte baja del tórax hasta las regiones inguinales, pero
sin exponer los genitales externos para respetar el pudor del paciente. Este
debe estar en decúbito supino y es necesario que relaje al máximo su
musculatura abdominal. Para esto conviene que tenga sus brazos a los lados o
sobre el pecho, pero en ningún caso hacia arriba; la cabeza sobre una almohada
y, eventualmente, las piernas semiflectadas con una almohada bajo las rodillas.
El examen habitualmente se efectúa desde el lado derecho, pero conviene tener
destrezas para examinar desde ambos lados.
No hay que olvidar de examinar las regiones
inguinales (p.ej.: una pequeña hernia crural puede ser la explicación de una
obstrucción intestinal).
En tiempos fríos, es necesario cuidar que las manos
y el estetoscopio estén templados de modo que el paciente no tenga sobresaltos.
Puede ser necesario lavarse las manos con agua caliente, frotárselas, o
comenzar el examen palpando sobre la camisa del paciente hasta sentir las manos
más tibias y entonces descubrir el abdomen. En personas que sufren de
cosquillas conviene mover las manos lentamente, evitando movimientos bruscos e
inesperados; al principio el examinador podría colocar su mano sobre la del
paciente y comenzar a examinar de esta forma, y después de unos instantes pasar
al examen directo.
Las zonas en las cuales puede haber dolor conviene
examinarlas al final.
Inspección.
Interesa ver la forma del abdomen, si existen zonas
solevantadas bajo las cuales pueda haber un proceso expansivo, los movimientos
respiratorios, si existen cicatrices o hernias. También puede ser importante
fijarse en la presencia de manchas o lesiones de la piel, en la distribución
del vello, o si existe circulación colateral anormal.
Los movimientos respiratorios se aprecian en la
parte alta del abdomen. Lo normal es que con la inspiración se produzca un
abombamiento de esta zona debido al descenso del diafragma que presiona y
empuja las vísceras. En casos de insuficiencia respiratoria o parálisis
diafragmática, en vez de un abombamiento puede ocurrir una depresión si el
diafragma es arrastrado hacia arriba por la presión negativa que se genera
dentro del tórax (respiración paradojal). En la parte alta del abdomen
se puede observar, especialmente en personas delgada, un latido transmitido
desde la aorta descendente.
En ocasiones se ven unas estrías de
distensión que corresponden a rotura de fibras elásticas de la piel.
Se encuentran en los flancos y partes bajas del abdomen. Son de color blanco y
ocurren en mujeres que han tenido embarazos y en obesos que han bajado de peso.
Cuando tienen una coloración púrpura se asocian a un exceso de glucocorticoides
(p.ej.: síndrome de Cushing).
En hemorragias peritoneales puede aparecer en la
región periumbilical una coloración azulada que constituye el signo de
Cullen (p.ej.: en embarazo tubario roto). En pancreatitis aguda
necrohemorrágicas, con sangramiento hacia el retroperitoneo, puede aparecer una
coloración azulada en las regiones lumbares (signo de Grey Turner).
En personas muy delgadas es posible ver movimientos
peristálticos de asas intestinales. Esto es más evidente cuando existe una
obstrucción intestinal aguda que se asocia a distensión del intestino y aumento
del peristaltismo.
El ombligo normalmente es umbilicado o plano.
Cuando existe ascitis se puede ver evertido (protruye hacia afuera). Una onfalitis es
una inflamación del ombligo que se manifiesta por enrojecimiento y secreción.
La distribución del vello pubiano es diferente en
el hombre que en la mujer. En el primero tiene una distribución romboidal,
llegando hasta el ombligo. En la mujer es de tipo triangular, sin vello hacia
el obligo. Esta distribución se altera cuando existen cuadros feminizantes en
el hombre o virilizantes en la mujer asociados a cambios hormonales.
Si existen hernias (umbilical, inguinal, crural),
se hacen más evidentes cuando la persona puja. Una eventración es
la protrusión de tejidos intraabdominales a través de zonas débiles de la
musculatura abdominal en cicatrices quirúrgicas, pero contenidas por la piel.
Originan las hernias incisionales. En una evisceración ocurre
una salida de asas intestinales fuera del abdomen por dehiscencia de la sutura
de una laparotomía o a través de una herida traumática.
A nivel de la línea media del abdomen, por encima
del ombligo, puede ocurrir un abombamiento en relación a maniobras de Valsalva
(aumento de la presión intraabdominal) por separación de los músculos rectos (diástasis
de rectos) y no tiene mayor importancia. En otros casos, puede existir un
pequeño defecto o solución de continuidad de los planos más profundos de la
pared, en dónde se puede presentar una hernia de la línea alba (o línea
blanca).
Algunas masas ubicadas en la pared abdominal se
podrían hacer más notorias al solicitar al paciente que ponga la musculatura
del abdomen tensa (p.ej.: levantando la cabeza y hombros o intentando
sentarse).
Algunas cicatrices quirúrgicas que se pueden
encontrar son las siguientes:
·
de McBurney: es una incisión en el cuadrante inferior
derecho, paralela a las fibras musculares del músculo oblicuo externo a unos 3
cm de la espina ilíaca anterosuperior, que se usa en apendicectomías.
Ocasionalmente, especialmente en apendicitis de difícil diagnóstico o
complicadas con peritonitis, se usa una incisión paramediana derecha
infraumbilidal, que permite un mayor campo operatorio.
·
de Kocher: es una incisión subcostal derecha, paralela al
reborde costal, y que se usa para colecistectomías. Para esta operación también
se usa una incisión paramediana derecha supraumbilical. Actualmente
la mayoría de las colecistectomías se efectúan mediante laparoscopía y las
incisiones que se encuentran son pequeñas (en reborde del ombligo y una o dos
en cuadrante superior derecho).
·
Incisión mediana supraumbilical (usada para operaciones
del estómago y otras estructuras del hemiabdomen superior).
·
de Pfannenstiel: es una incisión arqueada por encima de la
sínfisis pubiana en el sentido del pliegue suprapúbico, que se usa para
efectuar cesáreas u operaciones ginecológicas como histerectomías. Antes era
frecuente que se hiciera una incisión mediana infraumbulical.
Las circulaciones venosas colaterales anormales que
se pueden observar son del siguiente tipo:
·
Porto-cava: se observa cuando está aumentada la
circulación venosa por las venas periumbilicales, debido a una obstrucción de
la vena porta, tal como ocurre en pacientes con cirrosis hepática avanzada. Las
venas irradian desde ombligo hacia la periferia y el flujo venoso sigue el
mismo sentido. Da lugar a la llamada "cabeza de medusa".
·
Cava-cava: es una circulación venosa colateral
que se ve cuando existe una obstrucción de la vena cava inferior; las venas se
desarrollan en las regiones laterales del abdomen y la sangre fluye en sentido
ascendente.
La dirección del flujo de una vena
se aprecia apoyando los dedos índices de cada mano sobre un segmento de la
vena, en un trayecto que no reciba tributarias colaterales. Estando los dedos
juntos y aplicando un poco de presión, se separan de modo de exprimir toda la
sangre del interior del segmento. Luego se levanta uno de los dedos y se ve la
rapidez con la que la vena vuelve a llenarse de sangre: si ocurre
inmediatamente, la sangre fluye en ese sentido; si la vena permanece un tiempo
colapsada, quiere decir que el dedo que todavía la comprime impide el flujo. Se
repite la maniobra levantando uno u otro dedo hasta estar seguro de la
dirección de la sangre.
La forma del abdomen puede ser
diferente. Esto depende de la edad, de la relación entre el peso y la talla, de
la constitución del cuerpo, de lo atleta o sedentaria que sea la persona y de
alteraciones que puedan existir: tumores, ascitis, meteorismo (gas aumentado en
el intestino). Normalmente tiene una forma redondeada o plana. En personas
delgadas y en decúbito dorsal se aprecia un abdomen excavado (escafoide o cóncavo).
Si se aprecia abultado se habla de un abdomen globuloso o prominente.
Cuando en decúbito supino el abdomen impresiona que se "rebalsa"
hacia los lados se le llama en alforjas; si estando de pie, se
aprecia un gran pliegue que cuelga del hemiabdomen inferior se llama en
delantal.
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